12.28.2009

Mi Paranoia (2- Plegaria de un pagano)

Imagen de un cerebro humano imaginando.
¡Así luce tu interior cuando le ruegas a Dios!
Quiero cerrar los ojos…
y volar siempre.

Pues he visto con los ojos cerrados la inmensidad de la falsedad humana… animal que usa el camuflaje para atrapar a sus víctimas, tan humano que resulta bestia desalmada hambrienta de la propia podredumbre del bastardo hombre, agobiado por su acaudalada moral, atado a una ética que le castra la voluntad, comprometido con voces de salvación falsa. ¿De qué me deben perdonar?

Lanzo una plegaria kamikaze directa al cimiento de mierda que sustenta sus mentiras y desde ahora maldigo, sin una sola excepción, al humano idiota temeroso de la verdad. Sé que en a mi muerte no se ahogarán sus máscaras pero les dejo el legado de mi rencor sobre los hombros de los administradores de instintos. Así también dejo mis letras como testimonio de que Nietzsche no se equivocó al escupir en las perversas intensiones de la moral y la ética.

Entonces todos habrán de venir suplicando comprensión a su autoidolatría, unas veces con el puño más robusto dirigido hacia el cielo, otras como un niño perverso que odia a su madre, probablemente excitados por algún instinto negado, con los ojos recargados de un remordimiento punzante y al mismo tiempo lleno de odio.

En medio de un silencio glacial, sin manifestar las vastas e ingratas meditaciones que encubría su ego saturado de soberbia, llegarán de rodillas a reprocharle a la ilusión del tiempo su “camino” incesante. Tan idiota que nunca notaron que estaba en sus manos y que los errores cometidos son ya imborrables. Maldigo.

Calma, ahora pregunto.

¿Serán los infiernos y sus abismos relevantes en tus últimos instantes? ¿De qué te sirvió la vergüenza y el orgullo? ¿Cómo pudiste alimentarte de tu hija? ¿Cómo es que no sientes pena al sacrificarla para salvar a su hermano inválido? ¿Acaso no sientes vergüenza de inculcar las cadenas de la culpa y el pecado? ¿Cómo es que te permitiste cambiar el sentido común por una moneda de cobre? ¿Qué tan lejano podrás lanzar un grito de ayuda cuando te ahogue el olor de la verdad? eres tan humano que siento asco…

Y termino la plegaria suplicando a las tempestades de firmamento azulado, cuya belleza admito, que arrase con toda la hipocresía del mundo. Es mejor un cementerio de honestos que un jardín de hipócritas. Cual sea el cierre de la historia a mi ya no me importará. No puedo morir de asombro.
JUSTICE
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