2.12.2010

Libélula

TUN TUNTUN Tuntun tuntun tun.”- corazón!

Hermosa
vuela sobre el reflejo de flores muertas
sobre el silencio
y las ausencias.

En sus alas violeta
Descansan mis sueños
Estelares trozos de universo
Demasiado suaves para un corazón enfermo.

Mis células bastardas se consumen
Mueren en su ausencia
Mueren por instinto
Por amor…

Zumbidos eternos que marcan la pauta de lo etéreo
Vida puta que cambias sin desenfreno
¿Hasta cuándo podrás soportar el tormento?
¿Hasta cuándo habrás de flotar sobre las supersticiones para tragar la realidad?

Veo tus ojos y no veo a Dios
Tu Dios
Sólo imágenes líquidas que nublan el cielo
Por los amargos sabores de dolor y sufrimiento

¿Qué haces sobre este cuerpo?
Inerte pero no hambriento
Si la idea del olvido desgarra…
¿Hacia dónde nos llevará entonces el viento?

Se me seca la boca
Y veo todas mis neurosis en un objeto
Luego del dolor… deseo
Absurdo desdén
Y añoranza por un beso ajeno

Libélula
Si te vas ahora
Llévate mi memoria
No quiero morir dos veces.
JUSTICE

Mi Paranoia (4-La tragedia)

Esta es la última parte...

Creo en mi sangre, en mi voluntad.

No creo necesario recordar todos los nombres de quienes me odian, no podría escribirlos todos. Tantas destructivas ideas que emanan día a día y con fulgor mueren como gotas de tinta sobre papel ardiendo para contener el desbordamiento tormentoso de mi paranoia.

¿Cuántos habrán visto más allá de mis ojos? ¿Cuántos conocieron mi odio hambriento? ¿Cuántos sufrieron mi corazón roca? Mi necesidad de estar solo, de no cargar culpas.

Nadie devoraría los trozos de mi alma negra, no para sí o para buscar alimento de ficciones celestiales. Aunque contemplen con dolor mi existencia no podrán negarla. Quien me haya conocido tendrá siempre clavada una estaca en la mente. Mis palabras son las espinas que jamás podrás digerir y que con su veneno serán por siempre yagas.

Dejen pues de mirar mi ropa y escuchen este grito de odio contra la banalidad, contra la necesidad de ser aceptado. ¿Cuántas veces has extendido la mano para sólo recibir hipocresía? ¿Cuánta pretensión puede haber en un rostro? Imagíname.

Así llega entonces el final del camino. Veredas crueles que me dieron triunfos y derrotas. El viajero debe llegar a un destino, el andar debe tener siempre una meta o el camino habrá sido en vano. ¿Cuántos pasos fueron dados? ¿Cuántas huellas fueron borradas?

Y ahora, detenido frente al espectáculo de una catarata de recuerdos, alzo el rostro y veo mi fin, nunca lo sentí lejano. Sólo fui un hombre pero nunca dejaré de ser una voz. El eco vibrará en estas líneas que si se ven a distancia parecerán un ramo de rosas.
Lejos entonces quedará la repugnancia por lo humano y la mierda que lo rodea, por su afán de comprar “cosas” para ser alguien, por su egoísmo, por sus necesidades inventadas, por sus culpas y sus pecados. Y entonces la guerra contra Dios seguirá en manos de otro que haya bebido del fruto de la verdad, y que tal como yo habrá de morir solo frente al espejo. Con gran dolor, pero sonriente.

¡Basta ya de la tenaz necesidad de autodestruirme! Ha llegado el momento de culminar la tragedia y apagar la garganta para perderme en la neblina de la historia.

Aun creo que existo.
JUSTICE
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