La sombra de la luna ha llegado... el fervor de una noche efímera vomita espinas de luz tibio aro de sol que no sacia el hambre de los demonios sueño inherte cuidado por tus manos frías.
Aquellas ganas de no ser el mismo de vivir descalzo estremecido absorto iluminado.
Entre penumbras acaricio el polvo que dejaron tus gritos tan añejos como la idea del beso que nunca llegará a destino.
Que si somos gusanos o misterios intactos... o una simple llama que fugó del pudor que permitió sepultar un canto de odio al pecado.
Y ahora las heridas del alba surgen delirantes enmarcadas por las voces roncas lanzadas por gargantas desnudas desgarradas con nicotina...
Amen de los deseos sombríos... de las historias contadas a medias de las responsabilidades heredadas de las expectativas desenfocadas